Friday, January 12, 2018

Salvadoreño víctima de ataque de odio gana juicio en EE.UU.

Un hombre estadounidense se declaró culpable y fue sentenciado a cinco años de cárcel por haber efectuado un ataque basado en prejuicios contra un salvadoreño de 67 años en Eagle County, Colorado. La presencia de la víctima ante el juez fue clave para ganar el caso, el cual acaparó bastante atención mediática por la tensa coyuntura política propiciada por mensajes racistas y antiinmigrantes.

Carmen Molina Tamacas



Santos Villacorta nunca se imaginó que más de 20 años después de haber salido de El Salvador huyendo de la guerra, sería víctima de un crimen de odio. Su valentía para comparecer ante un juez y contar los pormenores la paliza que recibió de un estadounidense fue la clave para ganar el juicio y propiciar una dura sentencia para su agresor.

El compatriota tiene 67 años. Salió de su natal cantón Pajigua, en Guatajiagua, Morazán en 1991, cuando los vientos de paz todavía no soplaban en El Salvador. Se asentó en California, donde trabajó en varias fábricas y, desde hace casi 12 años, en El Jebel, unos 45 kilómetros al noroeste de Aspen, en Colorado. Allí es el encargado de mantener impecable el área del gimnasio en uno de los varios hoteles de esa zona montañosa apetecida por los esquiadores.

Su vida transcurrió con la normalidad de estar adaptado al frío casi permanente, afanado por garantizar su subsistencia, hasta el 10 de noviembre del año pasado. Él salió del trabajo, pasó por una tienda para comprar jugos, tortillas y otros víveres y, además, compró unos billetes de lotería.

Entró a su carro, dejó una puerta abierta ya que el estacionamiento de al lado estaba vacío y dejó una pierna afuera. Entretenido raspando los boletos, no escuchó los gritos de un hombre blanco y corpulento que insultaba a los inmigrantes latinos. “México!” gritaba. Villacorta no puso atención, diría más tarde ante un juez: “Yo soy de El Salvador”.

Lo que sucedió a las 9:30 de la noche de ese martes está grabado a martillazos en su cuerpo. El agresor, Jerry Cunico, lo agarró del cuello y le propinó una serie de puñetazos en la cara. Villacorta sucumbió rápido ante la rapidez y fuerza del ataque, aunque logró lanzar algunas patadas para defenderse no fue suficiente; tres jóvenes que estaban en el estacionamiento detuvieron la agresión y pidieron ayuda a los administradores de la tienda.

Una enfermera de Florida llamó a la policía y tras verificar los signos vitales del compatriota le urgió buscar atención médica de inmediato. Villacorta estaba desorientado por la golpiza. Fue llevado al hospital donde le realizaron una resonancia magnética y los médicos le informaron que tenía un hueso hundido y la mandíbula rota.  

Cunico fue arrestado y fichado en la oficina del sheriff de Eagle County.

Crimen basado en el prejuicio

La abogada Lucy Laffoon, explicó a El Diario de Hoy que Villacorta llegó a su bufete  aproximadamente un mes del ataque, porque había escuchado que las víctimas de ataques violentos basado en los prejuicios -al igual que los crímenes de odio- pueden acceder a beneficios sociales, médicos y, lo más importante, migratorios (U-Visa).

La abogada asegura que su oficina ayuda a las personas con pocos recursos que necesitan representación legal. El 30 por ciento de los casos que atiende están relacionados con la U-Visa, la cual aplica también para víctimas de violencia doméstica y abusos laborales.

Laffoon trabajó muy de cerca con los fiscales del caso, dándole seguimiento a todos los pasos legales, recolectando los documentos y las pruebas necesarias. Villacorta llegó a Estados Unidos buscando asilo y tiene permiso para trabajar, pero aun así estaba intimidado por el proceso judicial, especialmente de rendir su testimonio.

La abogada y su equipo animaron a Villacorta a comparecer ante el juez de Eagle County District, Russell Granger; su presencia fue determinante en la audiencia final contra Cunico, la cual culminó con una sentencia de cinco años de cárcel que deberá purgar en una cárcel estatal.

“No iba a ser lo mismo si el juez veía su nombre en papeles; pudo ver a este hombre mayor, todavía sufriendo por las heridas en comparación con el atacante, un hombre joven y corpulento”, destacó.

Don Santos, por vía telefónica, afirmó que él quería “conocer más al hombre que lo había golpeado, para tener más cuidado”.

“Quizás si yo fuera un juez de una ciudad grande, donde se ven muchos casos de delitos violentos estaría acostumbrado. Este es Eagle County, y no estoy habituado. Yo no veo muchas ofensas como esta, y no está bien hacerlo en Eagle County”, dijo el juez Granger según publicó el periódico The Aspen Times.

Cunico, de 47 años, se declaró culpable en noviembre de los cargos de asalto en segundo grado y crimen motivado por prejuicios, ambos delitos graves. Al carecer de antecedentes penales, su abogado Terry O’Connor solicitó que su cliente tuviera libertad condicional, ya que tenía un trabajo y un hogar. Sostuvo que el ataque fue producto de la ingesta de alcohol.

“El señor Cunico quiere demostrar que esa no es su verdadera personalidad”, indicó el abogado de acuerdo con la crónica escrita por el periodista Scott Condon.

Aunque el departamento de libertad asistida del 5to. Distrito Judicial recomendó dos años de internamiento en un centro de detención correccional y la fiscalía buscaba seis años en ese mismo centro -que tiene mucha flexibilidad a favor de los reclusos- el juez se mostró en desacuerdo e impuso la sentencia de cinco años en una prisión estatal.

Al preguntarle qué piensa sobre la sentencia impuesta a su atacante, Santos Villacorta responde “el fiscal no estaba complacido porque quería más”. Al insistir sobre su opinión, dijo: “Está bueno para que no ataque a otra persona”.

Justicia, no política

En sus alegatos finales, la abogada Laffoon dijo que en el actual clima político que se vive en Estados Unidos, este tipo de crímenes no deben ser tolerados. Ella se refirió a la campaña antiinmigrante y racista que realizan en todo el país políticos conservadores.

Pero el juez hizo hincapié en que él no estaba haciendo una declaración política con su condena. "Esto no tiene nada que ver con la política, absolutamente nada", dijo. Y agregó: "Esto tiene mucho que ver con la justicia. Como yo lo veo este caso es que tengo un ser humano que ha hecho daño a otro ser humano de una manera muy violenta, de manera viciosa. Y eso es".

El funcionario fijó la sentencia de cinco años de cárcel por asalto en segundo grado, el más grave de los dos cargos, y dos años de cárcel por el crimen motivado por los prejuicios, los cuales deberán ser servidos de forma concurrente; además tres años de probatoria al salir de la cárcel y debe pagar a la víctima un total de $3,494 en restitución, cantidad que podría incrementarse debido a futuros tratamientos médicos y costos procesales.

Los gastos médicos han corrido por cuenta de la Corte, que apoya a las víctimas de crímenes de odio con un fondo económico especial.

El caso cobró tal trascendencia que fue llevado a la portada del The Aspen Times.

Lauren Glendenning, editora del periódico, explicó la razón por la cual decidieron publicar esta historia como la principal al día siguiente de la audiencia de sentencia. “Este crimen es extremadamente raro y violento en nuestro valle, y el hecho de que fue motivado racialmente hizo todo más perturbador”, dijo. Y añadió: “Nosotros vivimos en un lugar pacífico y de aceptación”.

En una reflexión final, la abogada Laffoon dijo que en estos días, cuando aparecen reportes de ataques contra personas por su origen étnico, origen o religión, tenemos que entender que todos somos humanos. “Cada persona tiene una historia, no tenemos que perseguirlos sino ayudarnos mutuamente. Las cosas pueden cambiar si trabajamos juntos”, puntualizó.

(Artículo originalmente publicado en El Diario de Hoy el 22 de enero de 2016)